La solidaridad de los balcones: claves para recrear el voluntariado transformador

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  • Categoría: Voluntariado
  • Fecha: 8 de Abril de 2020

Estamos viviendo días en los que el dolor y la incertidumbre pasean por nuestras calles. Ante las noticias, las llamadas y los mapas de avance del COVD-19 es fácil dejarse invadir por la tristeza, el abatimiento y la desesperanza. Por suerte en medio de esas emociones que nos avisan de lo frágil que es la humanidad de la que estamos hechos, emergen nuevas formas de recrear y de vivir la solidaridad y la pasión por la Vida.

En el balcón del sexto izquierda de mi edificio, mi vecino Gerardo tiene colgado un cartel blanco y grande en el que dice “Sanitarios gracias”. Pero no es solo su cartel, es su música. Todas las tardes a las 19 horas con Gerardo arranca la nueva ciudadanía de los balcones y terrazas. Primero unas palabras emotivas que se escuchan en toda la manzana, después nos regala diez minutos de música clásica. Ayer sonaba Nabucco, de Verdi con el maravilloso coro de esclavos hebreos cantando a la libertad. Después del momento más sublime, los vecinos y vecinas de las casitas bajas de al lado comienzan con el bingo “el que quiera jugar que llame al 66777888 y le mandamos el cartón por wasap”. Desde las siete de la tarde hasta el final de los aplausos asisto como muchos de vosotros y vosotras a la fiesta del encuentro, a la necesidad del vínculo, a la expresión de lo comunitario y colectivo, al deseo profundo de sentirnos humanidad unida en solidaridad.

Esta sencilla experiencia cotidiana me anima a conectar este tiempo con los rasgos del voluntariado transformador que desde InteRed estamos trabajando en el último tiempo. Hay nuevas claves que recrear y un gran desafío social para el durante, pero también para el post coronavirus. Aquí lanzo algunas de ellas:

Centralidad en la persona: Este es un tiempo en el que sin duda la campaña de cuidados y la importancia de cada persona en toda su dignidad se nos hace especialmente presente. Una centralidad en la persona que nos invita a sentir con cada una de las personas que son cuidadas y que cuidan (sobre todo mujeres), con las personas que están haciendo procesos de duelo en soledad, las personas para las que no salir a trabajar significa no cobrar. Nuestro enfoque de cuidados pasa por reconocernos como personas interdependientes que necesitamos cuidarnos unas a otras ante ese valor central de la Vida. En medio de mensajes peligrosos de vidas que tienen distinto precio, nuestro mensaje como voluntariado transformador tiene que tener la mirada fija en el rostro concreto. ¿Cómo podemos lograrlo? Llamando a personas amigas que sabemos solas, haciendo vecindad con otros y otras; a los profes y profas dando sentido a una verdadera función social del proceso educativo, uniendo nuestra voz por los más vulnerables o dando  información veraz en los grupos de whassapp.

Justicia Global: Esta crisis está teniendo en España uno de los mayores epicentros. Pero de la misma manera somos conscientes de cómo nuestra sociedad tiene aún algunas garantías y derechos que permiten que se puede sobrellevar al menos a un cierto nivel. Bolivia ya está en estado de emergencia con fronteras cerradas, Perú lleva más de una semana de confinamiento, Guinea empezaba esta semana. Ante esta situación de pandemia global algunos analistas nos alertan que la mirada global y esperanzada ante la realidad es algo que comienza a ponerse en entredicho. La tentación de los localismos y de mirar solo lo nuestro puede ser vencida si incorporamos una mirada de ciudadanía global en todo lo que vivimos. Esta crisis puede ser una gran oportunidad mundial para vivirnos en sororidad ante el mismo problema, o la excusa de algunos para alentar el miedo y la expulsión de lo distinto. Y es que no es lo mismo un virus en Chinautla que en Sevilla, no es lo mismo no ir a trabajar cuando después habrá paro que cuando después no lo habrá. La mirada de justicia global es un aporte crucial en esta crisis y en la post crisis.

Compromiso: Otro de los rasgos del voluntariado transformador es el compromiso. Uno de los testimonios más firmes que he escuchado estas semanas ha sido el de Sonia Adams, voluntaria española de InteRed en el laboratorio de Castroverde de Guinea “No, ahora no me puedo volver, ahora es más que nunca necesaria la labor del laboratorio y yo tengo que estar aquí”. Sin ánimo de ser héroes ni heroínas, pero conscientes cada uno y cada una del papel que nos toca desempeñar en esta crisis, compromiso es jugarlo hasta el final. “Si hay que cuidar a los peques, se cuida, si hay que ir al laboratorio se va, si hay que recrear InteRed se recrea, si hay que hacer mascarillas caseras se hacen…” estas palabras que me resonaban dentro me hacían recordar a esas de Pedro Poveda escritas en el comité de Córdoba: “Si hay que velar, se vela…”.

Optimismo, una mirada esperanzada de la realidad: Este rasgo del voluntariado transformador se nos hace más que nunca relevante en lo que nos toca vivir. Porque optimismo no es negar la realidad, ni negar que nos da a veces cierta taquicardia ver las cifras del mapa de coronavirus de la Universidad John Hopkins. Optimismo es tener confianza en que la humanidad tiene dentro un tesoro que es capaz de emerger en este tiempo. Todos lo llevamos dentro. Todas tenemos la oportunidad de vivir con hondura e indignación este tiempo. Y también tenemos la oportunidad de ofrecer escucha, mirada amplia, cercanía o tal vez solo una música y un cartel como Gerardo.

*Teresa González. Coordinadora de Voluntariado de InteRed.